martes, 13 de marzo de 2012

Dublin Docklands

El paseo a lo largo del río Liffey hacia su desembocadura está a tiro de piedra de mi casa, así que es perfecto para dar una vuelta y aprovechar el calor tenue del sol irlandés, cuando las nubes dan tregua, o para sentir en la frente el efecto anestesiante del viento siempre frío, siempre húmedo y siempre veloz del Oeste. Desde Custom House Quay hacia el inicio del puerto, donde queda The O2, serán unos 20 minutos de caminata por los conocidos como Dublin Docklands, parte de los antiguos muelles ahora reconvertidos en zona financiera y de ocio. Un moderno paseo y planes urbanísticos en ejecución y en planificación son el principio del 'Dublín de diseño'.

Río Liffey desde el puente Sean O'Casey
En los Docklands se encuentran los edificios del IFSC (International Financial Services Center) que, por cierto, fueron los primeros en Irlanda en tener aire acondicionado, un país de difícil mercado para estos aparatos. Actualmente en ellos trabajan casi 33.000 personas en cerca de 500 firmas, entre las cuales se encuentran muchas de las más importantes del mundo. Por ello no es de extrañar que en esta parte de la ciudad proliferen los locales fuera de la estética tradicional del pub irlandés y más en la línea de las tendencias minimalistas modernas globales, algo parecido a la invasión del plato cuadrado en España.

Diseño e historia en Dublin Docklands

Fachada del 'chq building'
En el chq building, un centro comercial sobre lo que desde 1821 fue almacén principalmente de tabaco, es un ejemplo claro de que los Docklands aún están por reestructurarse. Hay un Starbucks, de serie, con sus parroquianos de MacBook y taza de cerámica, y algunas tiendas de ropa elegante. Pero la mayoría de los locales comerciales está por alquilar. De hecho, si alguien ha soñado alguna vez con pasar la noche en un centro comercial, seguro que aquí puede emularlo, porque a eso de las 4 o 5 de la tarde, es como si estuviera cerrado.

Estilo urbano en el paseo del Liffey
Aunque hay viviendas por la zona, muchas no están habitadas, el barrio está en construcción. Lejos está siquiera pensar en equipararse a Grafton St. o Temple Bar. Hay solares entre bloques de casas apenas terminadas y estructuras antiguas abandonadas, deteriorándose con el tiempo, pero manteniendo su idiosincrasia. Parece como si el Dublín más marinero, salino y oxidado quisiera seguir amarrado a orillas del Liffey.

Viejo pub en los viejos muelles

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