lunes, 2 de abril de 2012

Experimentando Japón

El domingo pasado se celebró en Farmleigh, al final del Phoenix Park, un evento de promoción de la cultura japonesa, Experience Japan. Una compañera de clase en Englishour iba a participar y nos invitó a todos a ir.

Aprovechamos para volver al parque. Desde la última vez, el paisaje había cambiado, muchos árboles estaban en flor, otros tantos ya mostraban sus hojas nuevas y a los que la primavera los cogió desprevenidos presentaban aún verdes incipientes.

Jardines de Phoenix Park

Experience Japan
Había que recorrer todo el parque para llegar al recinto donde se estaba celebrando el evento. Uno de los lugares más bonitos de Phoenix Park, fue en su tiempo residencia de la familia Guinness. En 1999 el Gobierno irlandés la adquirió y la restauró para convertirla en la Office of Public Works. Ahora también sirve para dar cabida a eventos públicos y como hospedaje para huéspedes e invitados del país. Aparte de los extensos jardines y unos vallados con caballos, vacas y burros, tiene un pequeño lago salpicado de nenúfares marrones y rodeado por cedros antiguos. Perturbado tan solo por unos cuantos patos de ciudad y por las ramas de los sauces, con sus cascadas de hojas inclinadas hacia el plano del agua. Quizá sea una de las zonas más tranquilas del parque, ya que está lejos de las carreteras internas.

Estanque de Farmleigh


Las actividades fueron principalmente demostraciones de la cultura japonesa. Coros de niños cantando canciones tradicionales, coreografías de pop japonés, demostraciones de Aikido, de tambores Taiko, etc. También había chicas vestidas al estilo harajuku que no paraban de hacerse fotos y gente disfrazada de personajes manga. Se podian comer algunos platos típicos, como sopas, noodles o sushi.

Mural de dibujo

Preparando 'noodles'

Chicas 'harajuku'
El acto lo presidieron los embajadores de Japón en Irlanda y el alcalde de Dublín, con su medalla dorada para las ocasiones de guardar. Intercalaron algunos discursos entre las distintas actividades. Cuando ya nos estábamos yendo, oímos por megafonía el nombre de Akiko, nuestra compañera, que justo salía al escenario de modelo en la muestra de quimonos tradicionales, con el quimono que había heredado de su madre y que la acompañó en su viaje a Irlanda.

Akiko con su kimono